MATERNALIAS

MATERNALIAS. DE LA HISTORIA DE LA MATERNIDAD

Editorial:
OB STARE
Año de edición:
ISBN:
978-84-941016-3-2
Páginas:
132
Encuadernación:
Otros
Colección:
LETRITAS DE AMOR
15,00 €
IVA incluido
Disponible en 1 semana
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De la historia de la maternidad
¿Por qué un libro sobre la historia de la maternidad? ¿Sirve de algo saber cómo se lavaba a los niños, en qué habitación dormían y cómo se les alimentaba? Igual que los acontecimientos históricos han sido como han sido, en parte, debido a cómo nos han cuidado nuestras madres, también los futuros acontecimientos serán como serán, en parte, debido a cómo cuiden las madres actuales.
En Maternalias, Cira Crespo realiza un análisis humanístico en torno a la historia de la maternidad desde los inicios de la cultura hasta la actualidad contando historias aún no contadas, observando por debajo de lo evidente y mostrando lo ignorado. Historias basadas en evidencias de vocabulario y evidencias de arte:
El término ‘maternidad’ ha pasado de significar en el siglo IX «tierra nativa» al «estado o cualidad de madre» actual (la ya madre, que no la mujer embarazada). En cuanto a las representaciones artísticas, hemos pasado de las Venus Paleolíticas (primeras imágenes simbólicas representadas por humanos en una época en la que las imágenes masculinas eran prácticamente inexistentes) a la actual imagen de mujer embarazada y madre «todoterreno»: trabajadora, en forma, guapa, atractiva sexualmente... que pasa de contener a su hijo/a en el vientre a recuperar lo antes posible «su vida». Y aquellas épocas de dominio religioso de negación y hasta prohibición de imágenes consideradas impúdicas o de «hermosura escandalosa».
En el ejercicio de maternar, a lo largo de la historia se han construido preciosos espacios a base de colaboración, amor, apego, solidaridad y aprendizaje. ¿No te parece todo ello imprescindible para un futuro mejor?
Introducción
Decía J. Berger en Puerca Tierra que imaginar que los miles de años de cultura campesina no dejan una herencia para el futuro, sencillamente porque esta casi nunca ha tomado forma de objetos perdurables; seguir manteniendo durante siglos, que es algo marginal en la civilización; todo ello es negar el valor de demasiada historia y de demasiadas vidas. No se puede tachar una parte de la historia como el que traza una raya sobre una cuenta saldada.
Esas mismas palabras se pueden aplicar a todas las historias construidas por grupos no hegemónicos, entre los que están las mujeres, y por lo tanto, la maternidad. Creo que la aportación que podemos hacer los historiadores a nuestra sociedad es precisamente contar las historias que no están contadas, observar por debajo de lo evidente, hablar de los perdedores, de los marginales o de los ignorados. Dar voz a los que nunca la han tenido. Gracias a la recuperación de estos hilos, la redes que tejeremos serán más fuertes, más flexibles y, por supuesto, más bonitas, porque tendrán muchos más colores.
De todas maneras, y aunque tenga estas comprometidas intenciones iniciales, también me gustaría que quedara claro que no he escrito todo esto para hacer un «bien a la humanidad». Estas palabras me van demasiado grandes. La justificación última —como de otras muchas cosas— es de carácter personal. La resumiría en un «tengo ganas», pero tal vez vosotros, las lectoras y lectores, no quedaríais satisfechas del todo. Entonces tendré que contar, tal vez, un poco más sobre cómo he llegado hasta aquí, por qué me dedico a pensar sobre la historia de la maternidad.
Me había quedado embarazada hacía unos meses, casi los mismos que había cambiado de domicilio. Estaba en plena escritura de mi tesis doctoral. Un trabajo que me estaba costando, se me había puesto cuesta arriba. Estaba aburrida de hacer historia. Estaba viviendo un momento emocionalmente muy bullicioso, por decirlo de alguna manera. Me costaba un poco ponerme en perspectiva y pensar tranquilamente sobre todo ello.
Un día en una librería encontré un libro pequeño, me cabía en la palma de la mano, y se titulaba La historia de la maternidad. Se convirtió en mi madeja. Tiré de él. Una vez nacida mi hija y pasados los rigurosos meses de perplejidad, empecé el tejido. Le di forma de blog. Allí, en mi pequeña casita virtual, hablé de historia y de muchos otros temas, con mamás y con mucha otra gente. Me cargué de energía. Recuperé las ganas de hacer historia, porque ahora esa historia estaba fuertemente vinculada con mi vida. Las historias que tejía me ayudaban a dar significado a mi cotidianidad.
Quiero dar un nuevo paso. Quisiera que este libro me ayudara a dar un formato más profundo a algunos temas que han ido surgiendo estos años y que creo merece la pena explicar y conocer. El último regalo, puestos a pedir, sería que alguna mamá también encontrara este pequeño libro en el momento adecuado y le acompañara en el bonito ejercicio de tejer su vida.
Para terminar, una advertencia: las historias que encontraréis en estas páginas no siguen esquemas tradicionales, porque no pueden. Aquí hay pocas fechas concretas, no hay genealogías ni mapas de países. No puedo dejar de mirar desde occidente, porque aquí me he formado, pero entiendo que hay muchos mundos, y las maneras de criar, de amar, de abrazar... son infinitas. No es esta una historia minuciosa, solo sigue el hilo que me pareció preciso seguir. No son historias objetivas, porque esas no existen, pero sí intentan ser honestas y basadas en evidencias.